En una entrada anterior llegamos hasta un período, entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, en el que se desviaron dos pequeños arroyuelos serranos que anteriormente se incorporaban al arroyo de San Lorenzo en el comienzo de su recorrido por la Ajerquía. A partir de entonces, y aunque evidentemente menguados e irreconocibles como tales, se puede hablar de dos "arroyos", el que permaneció intramuros y el que resultó del desvío.
En cuanto al primero de ellos, el que todos conocemos como arroyo de San Lorenzo, siguió siendo una cloaca urbana a cielo abierto en las épocas de lluvias. Según se comenta en los Paseos, tras la obra de desvío citada se arreglaron y allanaron las calles de la ciudad por las que transitaba el arroyo, eliminando incluso unos álamos (árboles propios de las riveras) en la actual calle Enrique Redel. Tampoco es que lo terminasen de arreglar muy bien porque la actual calle de Isaac Peral siguió llamándose calle del Lodo por el barrizal que se formaba allí cuando llovía. El siguiente paso lógico hubiese sido aprovechar el momento y realizar un alcantarillado subterráneo acorde para evitar que las aguas de lluvia circulasen por medio de la calle. Pero como las cosas en Córdoba parece que tienen otros tiempos, este alcantarillado no se materializó hasta finales de los años 20 del siglo XX, cuando se construyó un ovoide subterráneo para paso de las aguas que aún hoy perdura (imagen 1). Por eso, mi propia abuela (que nació en 1907) comentaba de joven tener que cruzar la calle Arroyo de San Rafael por un pequeño puente cuando llovía más de la cuenta...
En cuanto al primero de ellos, el que todos conocemos como arroyo de San Lorenzo, siguió siendo una cloaca urbana a cielo abierto en las épocas de lluvias. Según se comenta en los Paseos, tras la obra de desvío citada se arreglaron y allanaron las calles de la ciudad por las que transitaba el arroyo, eliminando incluso unos álamos (árboles propios de las riveras) en la actual calle Enrique Redel. Tampoco es que lo terminasen de arreglar muy bien porque la actual calle de Isaac Peral siguió llamándose calle del Lodo por el barrizal que se formaba allí cuando llovía. El siguiente paso lógico hubiese sido aprovechar el momento y realizar un alcantarillado subterráneo acorde para evitar que las aguas de lluvia circulasen por medio de la calle. Pero como las cosas en Córdoba parece que tienen otros tiempos, este alcantarillado no se materializó hasta finales de los años 20 del siglo XX, cuando se construyó un ovoide subterráneo para paso de las aguas que aún hoy perdura (imagen 1). Por eso, mi propia abuela (que nació en 1907) comentaba de joven tener que cruzar la calle Arroyo de San Rafael por un pequeño puente cuando llovía más de la cuenta...
Imagen 1: Obras del alcantarillado en la calle Mayor de Santa Marina (1928). Fuente: Archivo Histórico Municipal
Del segundo "arroyo", resultante del desvío y unión de de los pequeños arroyos del Matadero y de la haza cercada, queda claro en los Paseos que se llevaron juntos a un nuevo cauce construido que pasaba por delante de las Ollerías y la Fuensantilla, llegando hasta el Marrubial para incorporarse finalmente al arroyo de las Piedras. Teodomiro le da este "nuevo" arroyo el nombre de arroyo de las Ollerías. No obstante el anterior papel de estos arroyuelos estaba aún fresco en la memoria de la ciudad, y así López Amo en su descripción del origen y curso de las aguas potables en 1876 le sigue dando a este cauce el nombre de "arroyo de San Lorenzo". Así, al referirse a la zona inmediata a la Fuensantilla, donde brotaban las aguas que dotaban de agua a la fuente de la Piedra Escrita comenta: "Esta [agua de la fuente de la Piedra Escrita] viene por atargea procedente de los sudaderos de un terreno inmediato a la Fuensanta vieja [Fuensantilla], la que sale por el callejón que sale a la alcubilla de la Fuensanta vieja, pasando por el lado derecho de ella, dando vuelta por delante de la cerca del huerto, entre este y el cauce del arroyo nombrado de San Lorenzo, hasta llegar frente a la reja del hospital de la Misericordia [en las calle Cárcamo]". En cualquier caso conviene hacer una precisión: aunque tuviese tal apelativo el "arroyo", llamado de las Ollerías (o de San Lorenzo bis), sería poco más que la simple cuneta del camino de la (entonces) Ronda Norte de la ciudad, puesto que no se identifica en ninguno de los planos de Córdoba del XIX.
Siguiendo con su trazado, desde la Fuensantilla el cauce debía buscar al arroyo de las Piedras cruzando el Marrubial. ¿Por dónde? No estoy seguro de ello, pero quizá el plano de Casañal de 1884 pueda servir de ayuda, aunque no refleje en ningún caso un cauce del tipo que estamos buscando. Quizás su insignificancia hiciese innecesario reflejarlo…
La primera opción que se plantea sería suponer que el cauce seguía recto por la actual Avenida Agrupación Córdoba hasta alcanzar el arroyo de las Piedras a la altura de la gasolinera de Chinales y el Zumbacón. El problema que parece tener esta alternativa es que, según se puede ver en el plano indicado, aparte del desvío excesivo hacia el norte que implica, mientras las Ollerías tiene una pendiente descendente hacia la Fuensantilla, desde aquí vuelve de nuevo a subir, lo que complicaría la ejecución de esta opción. La segunda alternativa sería hacerlo cruzar en diagonal atrochando por el Marrubial, y buscando directamente sin rodeos el arroyo de las Piedras. Y la tercera opción es que a partir de la Fuensantilla siguiese en su mayor parte la Ronda del Marrubial, aprovechando, como ocurría por las Ollerías, la propia cuneta del camino. Luego, en todo caso, debería buscar el arroyo de las Piedras.
De esta tercera alternativa, que parece ser la más cómoda de haberse ejecutado, quizá guarde alguna relación el siguiente mapa, contenido en el libro de "Cartografía y Fotografía de un siglo de urbanismo en Córdoba", de cuando se planificaba la construcción del cuartel de Alfonso XII y se delimitaban con la mayor precisión posible los terrenos a expropiar (imagen 2).
Imagen 2. Mapa de terrenos a expropiar para la construcción del cuartel del Marrubial. Fuente: "Cartografía y Fotografía de un siglo de urbanismo en Córdoba"
En este mapa se sitúan dos cursos de agua (resaltados en azul). Es tentador pensar, si aceptamos la tercera opción, que el situado más a la izquierda se correspondería con el arroyo de San Lorenzo-Ollerías, guiado por la cuneta de la Ronda, por entonces (hasta que se adoquinó en los años 20), poco más que un camino muy mal acondicionado (lo que en Córdoba y sus pueblos se ha llamado siempre la Re(d)onda). El cauce de la derecha sería el arroyo de las Piedras, después de haber recibido poco antes el aporte del Hormiguita (en justicia, el Camello como alega con fundamento el bloguero Puerta de Osario)
Además en la zona del cuartel en cuestión podemos encontrar otro dato que quizás nos apoye lo anterior, o quizás no tenga nada que ver y sólo sea una metedura de pata. Y es que al poco de comenzar la calle Sagunto, entrando desde la Ronda, en la parte baja de la cerca del cuartel se encuentra una especie de arco con ladrillos (imagen 3), casi enterrado por el nuevo acerado, que comunica con el jardín abandonado donde crecen silvestres unas frondosas moreras. Esta obra se localiza más o menos a la altura que se refleja con un círculo rojo en el mapa anterior, en el encuentro entre el curso de agua más occidental y los terrenos que se iban a expropiar del cuartel.
En este mapa se sitúan dos cursos de agua (resaltados en azul). Es tentador pensar, si aceptamos la tercera opción, que el situado más a la izquierda se correspondería con el arroyo de San Lorenzo-Ollerías, guiado por la cuneta de la Ronda, por entonces (hasta que se adoquinó en los años 20), poco más que un camino muy mal acondicionado (lo que en Córdoba y sus pueblos se ha llamado siempre la Re(d)onda). El cauce de la derecha sería el arroyo de las Piedras, después de haber recibido poco antes el aporte del Hormiguita (en justicia, el Camello como alega con fundamento el bloguero Puerta de Osario)
Además en la zona del cuartel en cuestión podemos encontrar otro dato que quizás nos apoye lo anterior, o quizás no tenga nada que ver y sólo sea una metedura de pata. Y es que al poco de comenzar la calle Sagunto, entrando desde la Ronda, en la parte baja de la cerca del cuartel se encuentra una especie de arco con ladrillos (imagen 3), casi enterrado por el nuevo acerado, que comunica con el jardín abandonado donde crecen silvestres unas frondosas moreras. Esta obra se localiza más o menos a la altura que se refleja con un círculo rojo en el mapa anterior, en el encuentro entre el curso de agua más occidental y los terrenos que se iban a expropiar del cuartel.
¿Es este arco una especie de puentecillo u obra de paso para el arroyo de San Lorenzo?, ¿es una obra de paso para la cuneta de la Ronda sin relación alguna con el arroyo? ¿servía para otra cosa? Son dudas que no he podido resolver, aunque seguramente quede constancia en algún informe de obras del Ayuntamiento o de la Administración Militar que haga innecesario todas las elucubraciones y juegos malabares de esta entrada. En cualquier caso, toda la cerca del cuartel parece que tiene los días contados, por lo que de un día a otro desaparecerá también este arco, que quizá sea el último vestigio de una obra que, fuese para lo que fuese, posiblemente quedará en el olvido.