Sin duda, los últimos años han sido frenéticos en la labor constructora a lo largo y ancho de nuestra ciudad. Obras y más obras, públicas y privadas, han expandido la ciudad o han remodelado profundamente algunas de sus partes. Dejando de un lado la tragedia social a la que ha conducido este desenfreno (que, sin ninguna duda, es lo más importante) con esta entrada me quiero limitar simplemente a mostrar algunos ejemplos fotográficos, fruto de los añorados paseos con mis amigos Ángel y Vicente, en busca y captura de lo que es consecuencia inevitable de levantar una ciudad como Córdoba al son de las obras: la aparición inesperada a la luz de restos arqueológicos, cuya presencia es, por desgracia, efímera.
1) La calle Alfaros y una extraña conducción
En 2004 estaba la calle Alfaros en obras con el fin de remodelarla. No voy a explayarme en qué me parece dicha reforma, a base de adoquines saltarines y losetas con grietas de serie. Lo que quiero destacar son los restos que surgieron a la altura de la bajada a la Fuenseca (Juan Rufo), y que fuimos a visitar por mera curiosidad cuando el periódico local dio cuenta de su aparición.
En la primera foto, puede verse una gran canalización de origen incierto. Preguntando a la arqueóloga municipal que estaba de guardia su impresión de qué era aquello, contestó que posiblemente fuese una estructura de evacuación de aguas residuales, pues por su amplitud y su carácter algo "basto", sin revestir, en principio no parecía que fuese apta para servir para abastecimiento de agua potable. No lo comentó, pero quizás otra opción es que fuese una infraestructura para canalizar algún arroyo pretérito que pasase por la zona, o que se formase ocasionalmente en épocas de lluvias. El caso es que ahí quedó la cosa, se taparon los restos y sinceramente no sé si se ha sabido algo más o se ha publicado algo al respecto.
Imagen 1. Conducción desconocida aparecida durante las obras de la calle Alfaros.
2) La calle Alfaros y una conducción mejor conocida
Justo al lado de la conducción anterior, entre sillares, apareció una vieja tubería a base de material cerámico (un
atanor). Los operarios iban a eliminarla por considerarla innecesaria, pero por suerte pudimos advertirles de que esa tubería, por la dirección que llevaba, tenía que ser la que antiguamente conducía el agua a la
fuente de la Fuenseca desde su venero, el cual nace por bajo de la cuesta del Bailío. Y que aún lleva agua es fácilmente comprobable: basta con acercarse a la hermosa fuente (hoy abastecida con agua "normal" de EMACSA), y a la altura de la tienda de Pedro Romero escuchar a través de la rejilla del alcantarillado cómo suena el agua del venero cuando desagua en el mismo (desgraciadamente sin ningún aprovechamiento).
Imagen 2. Antigua conducción de atanores del venero de la Fuenseca aparecida durante las obras de la calle Alfaros.
3) Las cloacas de Antonio Maura
Cuando comenzaron a colocar los cimientos de un nuevo y pomposo edificio entre las calles Antonio Maura y Secretario Carretero, los arqueólogos se toparon con los restos de la conducción sin uso del venero de la Fábrica-Catedral. Estaba documentada su traza por allí, por lo que acudió puntualmente a su cita. Lo realmente novedoso fue el descubrimiento en el mismo solar de unos espectaculares restos romanos, según nos dijeron los arqueólogos unas cloacas (creo se han incorporado en parte en el sótano de dicho edificio). Posteriormente aparecerían más restos por esa zona de la Veterinaria, al parecer de un espectacular anfiteatro, cuya puesta en valor guarda aún el sueño de los justos...
Imagen 3. Restos de la conducción del Fábrica Catedral en Antonio Maura-Secretario Carretero.
Imagen 4. Restos de cloacas romanas en Antonio Maura-Secretario Carretero.
y 4) Los restos misteriosos del Patriarca
Paseando por el Patriarca en 2004, buscábamos los restos de un acueducto romano que, según nos comentaron, se encontraban diseminados por el cauce del arroyo que desciende desde esa loma hasta el Cortijo del Cura (acueducto, por cierto, "rehallado" y diezmado con las obras de la Ronda Oeste).
Siguiendo el pequeño arroyo aguas arriba desde el canal del Guadalmellato, no dimos con restos del acueducto, pero sí con unos trozos del característico hormigón romano, desperdigados cerca ya de las primeras casas del Patriarca conforme se sube. Nadie de por allí sabía su procedencia, aparte de que evidentemente algún o algunos los habían movido de su sitio. Por eso, los más importante fue que pudimos dar con unos restos a pocos metros de los anteriores, prácticamente enterrados, que sí estaban intactos en su lugar original. Pero nada más sacamos en claro, a pesar de comunicar el hecho a los responsables del ramo.
Imagen 5. Restos romanos desperdigados en el Patriarca.
Imagen 6. Restos romanos enterrados in situ en el Patriarca.
Imagen 7. Restos romanos enterrados in situ en el Patriarca (ampliación de detalle de la imagen anterior).
... Hasta que gracias a
Puerta de Osario, he sabido que un profesional comprometido como es
Jerónimo Sánchez ya había hablado del abandono oficial de estos importantes restos en 2007.
Pasen y vean, y luego reflexionen sobre si Córdoba apuesta realmente por la cultura y su patrimonio, que es, no nos engañemos, de las pocas cosas en las que realmente seríamos competitivos.