jueves, 18 de febrero de 2010

Los espacios adecuados

Entre los efectos secundarios del Plan E se encuentran unos curiosos carteles indicando que la obra en cuestión responde a la necesidad de arreglar de unos espacios "inadecuados". Hasta aquí todo bien, si no fuese porque el concepto que los técnicos aúlicos que rigen nuestro urbanismo tienen de lo que es "adecuado" raya la tomadura de pelo. "Adecuado" es, según ellos, montar un espantoso catafalco negro en el Colodro o reforzar aún más la apariencia de solar inhóspito que la Plaza de Juan Bernier tiene desde que se creó en los años 90.

Y es que esto de la remodelación urbanística dictada desde los criterios de mentes pensantes sin derecho de réplica viene ya de largo. Una de sus primeras gestas fue la reforma de la Plaza de la Compañía, con las entonces novedosas grandes losas de granito oscuro, acompañadas para la ocasión por unos enigmáticos bolondros. Desde entonces, la Compañía parece una plaza transplantada desde otra ciudad, con una imagen desasosegante de oscuridad propia de Bilbao, Helsinki, Transilvania u otro espacio feliz del mismo tipo. Además, el que a los pocos días aquello estuviera ya sucio de manchas de grasa y agrietado no tenía importancia al lado de la modernidad y progreso que aquello suponía frente al catetismo atávico del chino y el empedrado tradicional.



Imagen de la Plaza de Juan Bernier antes de la remodelación. Fuente: Cordobapedia.


No se paró la cosa aquí, sino que las losas de granito, al alimón con los adoquines de hormigón, comenzaron a expandirse por toda la ciudad. En algunos casos, al material le acompañaba unas técnicas de colocación peculiar: las primeras losetas del parque de Lepanto (popularmente el de los Teletubbies) se colocaron en plan puzzle, ¡¡sin ninguna mezcla!!. Claro, al primer paso de un intrépido peatón se salieron de su sitio y empezaron a romperse. Así se quedaron. Nadie pidió explicaciones a quien hizo la chapuza y el sitio se ha tenido que arreglar (por decir algo) innumerables veces.

Otro tanto se puede decir de los adoquines sueltos de las Tendillas y de Concepción, de las planchas metálicas que se han puesto de moda ahora para que el pavimento no se hunda más (y de paso provocan las caídas de los peatones), del calor que desprenden estos materiales en verano, de los socavones, de las manchas que no se les van aunque les llueva encima todo lo que ha llovido este año...

Da igual. Los que dirigen la cosa urbanística siguen con su manual de estilo, así se quejen (como lo hacen constantemente) los vecinos, que tienen la desfachatez de vivir en los espacios donde ellos constantemente experimentan, que si el granito lo ponemos así, que si lo cortamos por acá, que si innovamos y lo ponemos ya directamente sucio y con grietas de fábrica... Y en esto que el gran paladín de este urbanismo moderno, el sumo pontífice Juan Cuenca, dice luego que, como no se sabe a ciencia cierta la pavimentación original del Puente Romano, pues que él decide que se pongan losas de granito "porque es lo que más abunda en el casco histórico" (sic).


2 comentarios:

Puerta de Osario dijo...

No olvides el granito del bulevar de Colón, también fue pionero. Ahora quieren levantarlo y hacer un párking subterráneo... me veo encadenado a lo Tita Cervera a una parada de autobús.

Laurentino dijo...

Por lo menos ahí pusieron árboles para dar sombra, almezos y otra especie que no reconozco.
En cuanto a lo de levantar aquello de nuevo, pueden que se encuentren con sorpresas. Por allí llegaban a Córdoba importantes conducciones de agua de veneros de la sierra (Aguas del Cabildo, Hoja-Maimón, Huerta de la Reina), por no hablar del enigmático arroyo subterráneo del Gualcolodro, que ya apareció por el Pretorio cuando las obras del Vial. O sea, agua a la vista.